R: No, estamos a favor de la infancia.

Este movimiento no se trata de rechazar la tecnología. Valoramos profundamente la tecnología cuando se usa en el momento adecuado y de la manera correcta. Lo que creemos es que los niños no necesitan acceso constante e ilimitado a un smartphone desde temprana edad.

Se benefician mucho más al desarrollar habilidades digitales de forma estructurada e intencionada. Esto se trata de equilibrio y de pausar, no de prohibir, dando a los niños tiempo para crecer antes de estar siempre conectados.

R: Sí, pero retrasar es mucho más fácil cuando lo hacemos juntos.

Por supuesto, cada familia debe decidir lo que es mejor para ella. El problema es que muchos padres que quieren esperar se sienten presionados a ceder porque “todos los demás ya tienen uno”.

El Pacto entre Padres existe para hacer que esa decisión sea más fácil. Al coordinarnos como comunidad, las familias pueden apoyarse mutuamente y cambiar la norma social, de modo que elegir esperar no sea una decisión solitaria.

R: Sí, siempre que no tenga acceso a redes sociales.

El compromiso se centra en retrasar el acceso a los smartphones y a las aplicaciones de redes sociales al menos hasta el final de 8º grado. Un reloj inteligente sin acceso a aplicaciones es una excelente alternativa para mantenerse conectado mientras se reducen los riesgos.

Ten en cuenta que los relojes inteligentes aún pueden ser una distracción, especialmente en el colegio, y algunos modelos permiten acceder a contenido inapropiado. Puedes desactivar las notificaciones durante el horario escolar y bloquear las descargas de aplicaciones para minimizar riesgos.Si estás considerando un Apple Watch o un dispositivo similar, consulta la guía de Protect Young Eyes para saber cómo configurarlo de forma segura.

R: Un teléfono básico es suficiente.

Entendemos el deseo de mantenerse conectados. Un teléfono sencillo que permita llamadas y mensajes cumple con esa función sin exponer a tu hijo a los riesgos de los smartphones.

De hecho, los smartphones pueden traer nuevos peligros: los robos dirigidos a niños han aumentado considerablemente, y las distracciones por el uso de pantallas han contribuido a accidentes cerca de las vías.Un teléfono básico mantiene la comunicación simple y a tu hijo más seguro.

R: Prueba con un AirTag o un rastreador GPS sencillo.

Si el seguimiento de la ubicación te da tranquilidad, los rastreadores Bluetooth, dispositivos GPS o relojes inteligentes con funciones de localización son buenas alternativas. Suelen ser más económicos, menos atractivos para los ladrones y no exponen a tu hijo a las redes sociales ni a aplicaciones adictivas.

También vale la pena reflexionar sobre cuánto seguimiento es realmente necesario. El GPS muestra dónde está tu hijo, pero no puede protegerlo de los riesgos del mundo real e incluso puede retrasar su independencia. Enseñar habilidades de seguridad y combinarlas con herramientas simples de comunicación suele ser más eficaz para mantener a los niños seguros y con confianza.

No, sus amistades se construirán sobre conexiones reales.

La presión social existe, pero muchos niños que comienzan la secundaria con un teléfono básico descubren que sus amistades siguen basadas en el contacto cara a cara, en lugar de los “me gusta” y el estatus en línea. Aún pueden comunicarse por llamadas y mensajes, y esos momentos presenciales y profundos fortalecen las relaciones.

Hacer esto en grupo lo vuelve mucho más fácil. El Pacto entre Padres ayuda a que los niños no sean los únicos que esperan, y una vez que alrededor del 25 % de un grupo retrasa el uso, las normas sociales comienzan a cambiar. Juntos, estamos construyendo una cultura que prioriza la conexión real.

R: Las políticas no siempre funcionan en la práctica.

Muchos colegios dicen que prohíben los teléfonos, pero en realidad los estudiantes siguen llevándolos, solo que se supone que no deben usarlos. Si a los adultos les cuesta ignorar sus teléfonos, esperar que los niños lo hagan es poco realista. Los profesores terminan actuando como “policías del celular” y los estudiantes buscan momentos para usarlos a escondidas, incluso en los baños.

Un colegio verdaderamente libre de smartphones significa que los teléfonos se dejan en casa, se guardan bajo llave o se almacenan de forma segura durante la jornada escolar. Eso les da a los niños seis horas ininterrumpidas para concentrarse, aprender y conectarse cara a cara sin distracciones.

R: Establece nuevas reglas familiares y explica el “por qué”.

Esto es muy común. Las decisiones de crianza evolucionan a medida que aprendemos más. Las decisiones del pasado no tienen por qué determinar las del futuro. En lugar de presentarlo como un tema de “justicia”, habla abiertamente sobre por qué ahora estás tomando una decisión diferente.

Involucra también a tu hijo mayor: probablemente ha visto las desventajas de tener un teléfono demasiado pronto y puede estar de acuerdo en que esperar es mejor.Establecer reglas tecnológicas familiares (como zonas libres de teléfonos o límites de tiempo de pantalla) ayuda a crear coherencia, y un plan familiar claro sobre el uso de la tecnología fija expectativas para los más pequeños.

Si tu hijo adolescente ya tiene un teléfono, el libro The Healthy Selfie de la Dra. Susie Davies es una excelente guía para fomentar hábitos más saludables.

R: La alfabetización digital no se logra haciendo scroll.

Ser competente en tecnología no tiene que ver con el tiempo que se pasa en TikTok, sino con entender cómo funciona la tecnología y cómo usarla de manera productiva.Los niños pueden desarrollar habilidades digitales a través de las tareas escolares, clases de programación, herramientas creativas y el uso guiado de dispositivos compartidos.

La mejor preparación para el mundo digital es enseñarles a pensar críticamente sobre la tecnología, no darles acceso ilimitado a ella.

R: La educación es importante, pero el acceso es una cuestión aparte.

Enseñamos a los niños sobre cómo conducir o sobre la sexualidad segura mucho antes de que hagan esas cosas de forma independiente. El mismo principio aplica aquí: podemos y debemos enseñarles sobre la tecnología, pero eso no significa poner un smartphone en sus manos desde temprano.

La verdad es que el cerebro de los niños no está preparado para resistir el poder de atracción de estos dispositivos, incluso la mayoría de los adultos tiene dificultades.En lugar de darles un portal al mundo digital entero en su bolsillo, empezar con un teléfono simple les permite aprender paso a paso.

Cualquier dispositivo con acceso a internet necesita límites.

Esto no se trata solo de los smartphones, aunque sean nuestro foco porque son la principal puerta de entrada a las redes sociales y a los riesgos en línea, y están siempre al alcance de la mano.

Otros dispositivos, como computadores portátiles, tabletas o consolas de videojuegos, suelen usarse de manera más intencionada, pero presentan riesgos similares: funciones adictivas, contenido tóxico y uso excesivo.También requieren límites, supervisión, controles parentales y conversaciones continuas sobre hábitos saludables.

R: Un smartphone es mucho más invasivo en la vida diaria de un niño.

Algunos padres se preguntan si permitir el uso de un iPad es realmente diferente a dar un smartphone.

La diferencia es enorme. Un smartphone es, en esencia, una minicomputadora en el bolsillo de tu hijo, disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y lo acompaña a todas partes.Un iPad, en cambio, suele usarse en casa o durante los viajes y no se lleva constantemente encima.Esa diferencia en accesibilidad y frecuencia de uso importa, y es una de las principales razones por las que los smartphones representan un mayor riesgo.